martes, 14 de junio de 2011

: ¿CÓMO PONER MI RADIO EN LÍNEA?

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Pregunta 88: ¿CÓMO PONER MI RADIO EN LÍNEA?
Streaming. DPS, Shoutcast.

Barato y sencillo. Así podríamos resumir el procedimiento para transmitir en línea. ¿Te animas a probar?
 GENERAR LA SEÑAL
Sí eres una radio convencional de AM o FM, este tema está resuelto. La misma señal que sale al aire la difundirás fácilmente por el aire virtual. Si, en cambio, sólo transmites en Internet y tienes que comenzar de cero, lo más sencillo es reproducir música desde una computadora. Pero para variar la programación y darle un poco de contenido, convendría que instales un pequeño estudio que tenga una computadora con su tarjeta de audio, un par de micrófonos y una consola o mezcladora que, aunque no es indispensable, sí te será muy útil. Si haces números, por 700$ u 800$ habrás resuelto.
- Los micrófonos y demás equipos como CD o caseteras van a las entradas de la consola.
- Para emitir la señal conectamos la salida de audio de la consola (out) en la tarjeta de audio de la computadora (Line In, color azul).


 ENVIAR LA SEÑAL AL SERVIDOR
El servidor es el encargado de transmitir nuestro programa usando la tecnología streaming. No tenemos que esperar minutos a que se baje un audio. Nos conectamos al servidor y escuchamos en tiempo real, en línea.
Esquema Radio En Linea

El envío de la señal desde la computadora al servidor lo hacemos con un DSP o Procesador Digital de la Señal (Digital Signal Processing). Es un software que se encarga de recibir la señal de la tarjeta de audio y procesarla. Luego se conecta con el servidor por Internet y le va enviando nuestra voz y la música por pequeños paquetes digitales. El servidor recibe los datos y los va entregando a las personas que “sintonicen” nuestro programa.
El DSP más usado es el de Shoutcast.(1) Es una aplicación o plugin que trabaja de la mano con el reproductor Winamp. Ambos son sencillos de configurar y no tienen costo. Shoutcast no es el único: Icecast (Xiph), Media Encoder (Microsoft), QuickTime Streaming (Apple) y Real Producer (Real Player) son otros programas que podrás usar.
CALIDAD DE LA TRANSMISIÓN
La compresión del sonido influye en la calidad. Más compresión, menos tamaño, peor calidad. Tenemos que combinar muy bien estos factores ya que al transmitir en línea todo está relacionado.
Hemos usado el ejemplo de una carretera con autos para compararlo con el ancho de banda de Internet. Si quieres que por la autopista circulen camiones, cada uno por un carril, como mucho circularán cuatro. Pero en el mismo espacio correrán 20 bicicletas. Si transmites online con mucha calidad ocuparás todo el ancho de la banda con un par de usuarios. Pero si bajas la calidad, te escucharán más usuarias y usuarios “montados en bicicleta”.
Ten en cuenta que la autopista de Internet a la que está conectada tu servidor tiene capacidad para unos determinados kilobytes por segundo al mismo tiempo.
Supongamos que nuestro servidor puede despachar 1000 kbps por segundo. Si transmitimos a una calidad de 100 kbps se podrán conectar 10 personas al mismo tiempo en nuestra radio virtual (1000 / 100 = 10). En cambio, si bajamos la calidad de la transmisión a 50 Kbps serán 20 las personas que se conecten en el mismo instante sin que colapse la radio. Estaremos sacrificando calidad en función de cantidad de oyentes. Esta decisión se toma en el DSP al elegir la calidad de la transmisión.
Cuando hablamos de límite de oyentes nos referimos a una audiencia simultanea, es decir, que en un momento puntual no puede haber más de, por ejemplo, 20 oyentes. Pero al momento que uno se desconecta puede entrar otro. Quizás durante el día te escucharon 500, pero nunca más de 20 al mismo tiempo.


 SERVIDORES
El servidor debe ser de streaming y tener un software que se entienda con el DSP que estará en la computadora de transmisión. Por lo general, al contratar o adquirir un servidor de este tipo ya viene preinstalado.(2)  Veamos las cuatro posibilidades que tienes para transmitir en línea, comenzando por la más simple.
1. Poner tu máquina como servidor
Puedes usar tu computadora para transmitir y, al mismo tiempo, que haga de servidor. De esta manera, los oyentes se conectan físicamente a tu equipo a través de tu conexión a Internet. La ventaja es el bajo costo, ya que no tienes que contratar ningún servidor. El inconveniente son los pocos oyentes que al mismo tiempo te sintonizarán.
Los servidores que contratamos para streaming están en centros de datos conectados por anchísimas autopistas a la Red. Pero nuestras conexiones a la banda ancha son muy, pero que muy estrechas. Eso impedirá que más de tres o cuatro personas te escuchen al mismo tiempo. Si una de ellas es tu mamá, con las otras vas a lograr muy poco éxito en tu aventura radial.
Otro problema es que nuestra computadora, cada vez que se conecta a Internet, lo hace con una dirección IP diferente ya que las conexiones domésticas a Internet son de IP variables. Es como si cada día viviéramos en un hogar diferente. Esto complica que nos encuentren en la Red. Para evitarlo, puedes usar un simulador de IP fija virtual a través de una web http://www.no-ip.org 
2. Transmitir desde un servidor gratuito
Al igual que hay páginas que te ofrecen sitios web de forma gratuita, últimamente están apareciendo algunas plataformas que permiten transmitir gratis en streaming, tanto video como audio. A cambio, toca ver un poco de publicidad, pero no tienes que pagar nada.
El número de oyentes varía de un servicio a otro y de la cantidad de oyentes que tengan las otras radios que comparten el sistema.(3) No es la mejor opción para un proyecto grande de radio en línea, pero siempre es más efectivo que usar tu máquina como servidor.
El más conocido es: http://listen2myradio.com/
Aquí tienes otro servicio: http://freestreamhosting.org/ y otro más:
Global Independent Streaming Support: http://giss.tv/
Para TV: http://www.ustream.tv/ y http://livestream.com/
3. Utilizar Redes P2P
Este sistema de radio en línea está basado en ese tipo de redes de intercambio y no ha tenido mucha aceptación por el reducido ancho de banda para recibir oyentes. Funciona sin un servidor central y es cada usuario de la red quien comparte su máquina para transmitir o escuchar. Streamer trabaja sobre redes P2P usando el software Shoutcast/Icecast. PeerCast es otra forma.(4)
4. Contratar un servidor
Es la mejor opción si quieres colgar la retransmisión de tu radio o tener una emisora en línea a la cual puedan acceder muchos oyentes. Puedes instalar tu radio en el mismo servidor donde alojas tu página web, si es que el proveedor ofrece este servicio. El número de oyentes simultáneos dependerá del ancho de banda contratado y éste dependerá de lo que quieras gastar. Recuerda que el número de oyentes también está estrechamente ligado a la calidad con que transmites.
Radialistas.net, Radioteca.net y Código Sur emprendieron una iniciativa para ofrecer servidores de streaming a radios comunitarias con precios solidarios.
Puedes consultar en: http://webgratis.radioteca.net

 EL RECEPTOR
Aunque no es necesario contar con una página web para transmitir en línea, sí necesitarás una, o al menos un blog, para colocar un reproductor o en enlace con el que puedan escuchar tus programas. Tienes dos maneras de hacer esto:
Un reproductor en tu web
Es sencillo, copias un código HTML en tu web o blog y te escucharán en un reproductor como éste:
Reproductor

El manual para su configuración está aquí.
 Enlace a reproductores externos
Son links para que la transmisión se pueda oír con software, como Winamp, que los oyentes tienen instalados en sus computadoras. Al hacer clic automáticamente se abre el reproductor y comienza a escucharse la radio.
AUTOMATIZAR LA CONEXIÓN
Muchos programas, como Zara Radio, que sirven para automatizar las transmisiones permiten conectarse con radios en línea. Con una sencilla programación puedes hacer que tu computadora pase las noticias de una emisora en línea a medianoche y transmitirlo por tu radio sin necesidad de que el operador esté haciendo la conexión.
Sabemos que la radio en línea levanta muchas expectativas. Hemos incluido software y varios manuales , donde detallamos la configuración de los DSP, códigos para incluir reproductores… y así tengas tu radio online.


 Notas
(2) Si usas la plataforma Shoutcast deberás instalar en el servidor el Server DNAS.
(3) Estas opciones comenzarán a proliferar por la Red. Es una forma de ganar publicidad. Ofrecen un servicio básico para pocos oyentes y luego promocionan paquetes premium de pago de mejor calidad y más usuarios. Si el básico premium sirve para 25 simultáneos por 6,25$ mes, es de suponer que el plan gratuito permita menos.
Programa
Propietario
Software instalado en el servidor para streaming
Software instalado en la computadora que transmite DSP
Software instalado en la computadora para escuchar
ShoutCast Nullsoft
ShoutCast Server

ShoutCast
Edcast
Simplecast
WinAmp
VLC
IceCast Xiph Icecast Streaming
Media Server
Icecast – Client
Ices
WinAmp
VLC
VLC VideoLan miniSAPserver VLStreaming VLC
RealAudio Real Networks Real Server Real Producer Real Player
QuickTime Apple QuickTime - Darwin
Streaming Server
QuickTime
Broadcaster
QuickTime
Player
Windows Media Microsoft Streaming Windows Media Windows Media Encoder Windows Media
Player

http://www.analfatecnicos.net/pregunta.php?id=81
Pregunta 81: ¿CÓMO PUEDO TENER UNA PÁGINA WEB? Opinar
Opinar (1)
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La IP. Dominios generales y por país. Adquirir un domino.

En este siglo, la forma más barata y sencilla de darse a conocer es la World Wide Web. ¿Cómo funciona este océano cibernético de las páginas Web?, te estarás preguntando. Bueno, la respuesta es sencilla. Tener una Web es como tener una casa.
▪ Nuestra casa se encuentra en una calle o avenida. Esa avenida tiene un número. Con la dirección completa podrán identificar nuestra casa y las amistades sabrán llegar de vez en cuando.
• La dirección en Internet es el dominio. Es la forma en la que las cibervisitas llegan a nuestro sitio Web, es tu identidad en la Red.
▪ Nuestra casa no es sólo una dirección. Es un lugar real, un espacio donde caben la cama y el sofá y que decoramos con cuadros y máscaras dependiendo de los gustos. Es nuestro hogar, el sitio donde vivimos.
• Esa casa, en el mundo Web, es el servidor, nuestro alojamiento virtual.(1) El servidor no es más que una computadora donde se alojan archivos de texto, audio, imagen… que mostraremos a nuestras visitas.
Veamos, en forma general, cómo es el proceso completo de una visita a nuestra vivienda virtual o sitio web. Supongamos que somos la radio Los Tres Chanchitos y queremos tener nuestra página. Lo primero que haremos es comprar nuestra dirección o dominio. Esto se puede hacer en línea, hay muchas páginas que los venden. El dominio que compraremos será www.treschanchitos.net
También en la Red alquilaremos el alojamiento. Una vez que tengamos el hosting colocaremos en él los archivos que verá la gente, las páginas de nuestro sitio Web.
Cuando la Web esté diseñada y la tengamos online, procedemos a publicitarla. Hacemos unas cuñas promocionales, le decimos a las locutoras que la anuncien en los noticieros…
El Lobo, de apellido Feroz, es un asiduo visitante de nuestra Web. Cuando teclea el dominio www.treschanchitos.net en el navegador, un impulso eléctrico, un rayo mensajero se adentra por el cable de red en Internet a la velocidad de la luz. Llega a un nodo o centro de información. Allí, hay una enorme base de datos llamada DNS (Domain Name System), el Sistema de Nombres de Dominios. El rayo mensajero busca el dominio de los www.treschanchitos.net. Junto al dominio está la IP: 65.98.6.42.
Ya dijimos que los servidores son computadoras conectadas a la Red. Al entrar en Internet lo hacemos con una dirección, una especie de matrícula que nos identifica, es la IP o Protocolo de Internet.(2)
Ese número IP indica en qué lugar del mundo está situado nuestro servidor Web con los archivos de los Tres Chanchitos. A toda velocidad, el rayo mensajero carga estos archivos y regresa a la computadora del Sr. Lobo. El navegador se encarga de mostrarlos como una página Web, según la hayamos diseñado.
Tal es la velocidad del rayo que este viaje puede durar un par de segundos, independientemente de si los archivos están en un servidor de Australia o de la China.(3) La rapidez dependerá del ancho de banda contratado y del tamaño de los archivos. Si éstos son muy pesados, como audio y video, demorará más que si son sólo fotos y texto.
Ahora, el Lobo Feroz observa frustrado en la página de los Tres Chanchitos sus nuevas casas a prueba de soplidos. Y teclea un nuevo dominio: www.derribos.com

 DOMINA TU DOMINIO
Cada domino tiene un nombre y una extensión. En nuestro ejemplo, treschanchitos es el nombre y net la extensión. En base a esa extensión podemos dividir los dominios en dos tipos:
gTLD: Dominio de Primer Nivel Genéricos o Domino Tope Internacional Genérico.

.com   Comerciales
.net     Distintos servicios en Internet
.org    Organizaciones
.info    Informativos
.gov    Gubernamentales.
.edu    Educativas
.ws     Sitio Web
.tv       Televisión
ccTLD: Domino Código de País o  Country Code Top Level Domain.(4)
.gov.pe Gobierno de Perú
.com.ar Página comercial de Argentina
.ec         Una web de Ecuador.
http://www.radialistas.net/clipslist.php?id=130

Producciòn Radial


Cuatro modelos de programación

Antes de seguir adelante, vale la pena recorrer los diferentes modelos de programación que se han experimentado en la historia radiofónica. Para esquematizar, hablemos de cuatro tipos básicos de programación: la total (de todo para todos); la segmentada (de todo para algunos); la especializada (de algo para algunos); y las llamadas radio-fórmulas.


Programación Total

También se la conoce como general, convencional, de servicio completo. Históricamente, es el modelo de la AM. En Estados Unidos, incluso en esa banda, ha ido desapareciendo a causa de la saturación del mercado que empuja más y más hacia la especialización. En Europa y América Latina, está vigente y convive sin dificultad con los otros dos modelos.

¿Qué caracteriza a la programación total? Ofrecer una variedad de géneros y contenidos a una audiencia igualmente variada. Esto no implica que todos los espacios sean para todo público. La segmentación de los oyentes se puede dar a nivel de programas, pero el conjunto de la programación pretende alcanzar a muchos y variados públicos.

Por esta misma variedad, resulta fundamental para el jefe de programación conocer las horas preferenciales de cada público ambicionado y ordenar en base a ellas los distintos espacios. ¿Cuál ha sido la distribución horaria más frecuente en la mayoría de nuestros países?

AMANECER (4:00 a 8:00). Alta audiencia de la radio. Predominan los informativos destinados a públicos adultos. En zonas rurales, revistas para madrugadores.

Mañana (8:00 a 12:00). Son las horas punta de la radio. Se ocupan con revistones de variedades dirigidos a un público prioritariamente femenino.

Mediodía (12:00 a 14:00). La televisión comienza a hacer competencia. Estas horas se suelen emplear para segundas tandas de noticieros, programas deportivos, culturales. La familia, supuestamente reunida, es su principal destinatario.

Tarde (14:00 a 18:00). Son horas de menor audiencia. Se suelen destinar, preferentemente, a un público juvenil pautando revistas musicales y notas ligeras.

Atardecer (18:00 a 20:00). Reina la televisión. La radio se concentra nuevamente en los adultos con una oferta de informaciones, programas culturales y enlatados.

Noche (20:00 a 24:00). Las horas nocturnas muestran un repunte de audiencia. La radio acompaña a conversadores y enamorados con programas de música del recuerdo y romántica. También abundan las tertulias políticas o de temas especializados. Y para los fiesteros, música bailable.

Madrugada (24:00 a 4:00). Estos espacios gozan de una notable audiencia entre choferes, vigilantes e insomnes. Predominan los espacios hablados y de mucha participación a través del teléfono. No faltan programas eróticos y esotéricos, muy coloquiales, muy cómplices con el oyente.

Veamos ahora la evolución que se ha venido dando en la estructura de la programación total. Al principio, fueron los mosaicos. La unidad de tiempo fundamental era la media hora. Los capítulos de las radionovelas duraban, generalmente, eso. Los noticieros también. Venía el espacio de música mexicana, el de tangos, un programa de niños, 30 minutos o una hora de música nacional, otra radionovela, otro informativo. El resultado era un mosaico de programas sin hilación entre sí. Contiguos, pero no continuos.

Escribo en pasado porque esta estructura está bastante abandonada en la mayoría de emisoras. Queda claro que una programación así, tan picoteada, difícilmente obtiene un buen posicionamiento. Además, los públicos resultan tan inconstantes como la misma ruleta de programas.

El estilo mosaico fue muy empleado en los comienzos de la radio por la natural experimentación del nuevo medio. También ha sido muy utilizado por programadores benevolentes de radios educativas: se asignaba media hora para el club de madres, media hora para los maestros, otra media para los agricultores y una más para los minusválidos. Conocí una radio que ofrecía 30 minutos para filatelistas y andaba reservando otros 30 para los amantes de pájaros.

Actualmente, la programación en mosaico solamente es utilizada por emisoras con problemas económicos que se ven forzadas a vender sus espacios. Y algunas otras de servicio público que emplean buena parte de su tiempo atendiendo minorías sociales, migrantes y otros sectores discriminados. Las radios de onda corta también se suelen estructurar así, en base a espacios de corta duración, por las características de sus audiencias, escasas pero muy activas, que buscan en la frecuencia extranjera programas sobre temas muy específicos.

De los mosaicos se fue pasando a los bloques. Esta segunda estructura —la más empleada en la actualidad— amplía la unidad de tiempo a dos, tres y hasta cuatro horas. El formato englobante para estas largas duraciones es la revista ómnibus, llamada por algunos revistón o contenedor. La variedad de los temas y recursos, así como la holgura del espacio, exige un elemento cohesionador. Éste no es otro que el conductor o la conductora de la revista, que pasan a primer plano en esta fórmula.

Los grandes bloques dan continuidad al conjunto de la programación. Permiten una gran versatilidad a la hora de componer el espacio. Los que antes eran programas o programitas yuxtapuestos y fijos, ahora se han convertido en secciones dinamizadoras y movibles dentro del bloque. Estas secciones suelen durar de cinco a diez minutos.

Algunas emisoras se mantienen en un estado híbrido: al interior del revistón, dan paso a programas de 20 minutos y hasta media hora, con sus correspondientes características de entrada y salida y sus conductores propios. Esta fórmula rompe la fluidez del bloque. Las secciones pueden titularse, incluso pueden tener sus identificaciones musicales, pero deben ser y parecer parte del programa global. Son secciones, no programas incrustados.

Los bloques más comunes se arman a partir de las franjas horarias ya mencionadas: el primer bloque informativo, la revista matinal para mujeres, la tarde para los jóvenes, la noche y madrugada para conversadores y noctámbulos.

La estructura de bloques no implica que todos los contenidos se enfunden en alguna revista ómnibus. Los espacios más largos pueden y deben combinarse con otros de corta duración. La información atravesará toda la programación con boletines y flashes. En el capítulo sobre la radiorevista ya nos detuvimos a explicar el armado interno de estos bloques.

Las ventajas de esta segunda estructura quedan confirmadas por la experiencia de muchísimas emisoras que organizan así su programación. Ganan en coherencia y no pierden en variedad. Los conductores ya no hacen visitas de médico, como en la programación de mosaico, sino que acompañan largos tramos de la jornada. Esto les permite establecer una relación más amistosa, casi familiar, con los oyentes.

Ahora bien, conducir una revista de tres y cuatro horas es tarea muy exigente. Hay que encontrar guapos y guapas para jinetear estos espacios de largo aliento, manteniendo siempre el mismo entusiasmo y un constante buen humor. De no ser así, los bloques se convertirían en ladrillos.

Y una tercera estructura, la de programación continua. Aquí se echan abajo todas las divisiones entre un programa y otro, entre una revista y la siguiente. La mejor imagen es el río, un flujo incesante de música, informaciones, secciones de distintos temas y formatos, comentarios y comentaristas apropiados para los diferentes públicos que predominan en cada momento. La programación se vuelve un sólo programa variado y englobante de 24 horas.

Vista así, esta tercera propuesta resulta atractiva. La realización de la misma, sin embargo, entraña sus riesgos. Los perfiles específicos de los diferentes tramos de programación pueden irse disolviendo, volviéndose todo muy parecido, uniformado. En una programación especializada esto no sería problema. En una programación total, que apuesta por contenidos y públicos variados, sí. Es como decorar una casa con diferentes ambientes, pero sin ninguna pared. Por otra parte, un exceso de espontaneidad podría arrastrar a la improvisación y dificultar el control de los objetivos programáticos. No hay que descartar esta estructura de completa fluidez, pero tampoco adoptarla sin precauciones.

Las tres estructuras mencionadas —mosaicos, bloques y continuo— también pueden desarrollarse en los otros modelos de programación que enseguida veremos.


Programación segmentada

Segmentar es seleccionar públicos. En este modelo, no se trata de la segmentación de uno u otro programa, sino de la programación en su conjunto, es decir, marcar un target global para la radio. Los contenidos de los programas, los géneros y formatos, siguen siendo variados. Pero toda esa variedad se orienta a un público objetivo, preferencial.

Si en una ciudad sólo existiera una emisora, ésta no tendría ninguna necesidad de segmentar su audiencia. Es lo que pasaba antes, cuando no había tanta oferta en el dial. O lo que pasa todavía ahora en zonas rurales o con menos competencia. El origen de los modelos de programación segmentada y especializada tiene relación directa con el mercado y la publicidad.

¿Qué variables se toman en cuenta para segmentar los públicos? Ya lo vimos cuando la música: las clases y sectores sociales, el sexo, las lenguas y la edad. Este último elemento —la edad— se ha convertido en el más decisivo a la hora de escoger audiencias. Especialmente en cuestiones de música, los gustos varían más según los años que la escala social o el sexo.

En este segundo modelo de programación, encontramos las radios juveniles, las radios femeninas, las radios que buscan captar el creciente segmento de los migrantes del campo a la ciudad, las emisoras infantiles. Radio Chavala en Managua y Radio Upa en San Salvador orientan todos sus espacios a los niños y niñas. Están también las emisoras segmentadas a partir de la lengua madre de sus oyentes. Radio San Gabriel, en La Paz, dedica toda su programación desde hace 40 años a los aymaras del altiplano. Las emisoras del INI, en México, se concentran en audiencias indígenas. Existen radios sindicales, radios campesinas, radios para el populorum y para la pituquería. Un colega de Bogotá me anunció una radio de viejitos y viejitas con este slogan: la primera para la tercera edad.


Programación especializada

Un paso más. Ya no sólo segmentamos la audiencia, sino que vamos a especializar la programación. Es la misma lógica de una editorial que se dedica a publicar textos escolares o diccionarios para ganar un nicho de mercado. ¿Qué se especializa en este tercer modelo? Unas veces, los géneros radiofónicos. Otras, los contenidos, la temática tratada en ellos.

Especializando los géneros, la radio —sobre todo, la norteamericana— ha experimentado los siguientes tipos de programación:

l All music. Sólo música. Son emisoras eminentemente musicales que, sin excluir algún boletín informativo, dedican un 90% o más de su tiempo a espacios musicales. No hay que confundirlas con las radio-fórmulas, puesto que cuentan con locutores en vivo, reciben llamadas telefónicas, varían los formatos musicales sin someterse al ciclo horario.

Las radios musicales se especializan en determinados ritmos: sólo música tropical, sólo rock, sólo románticas, sólo del recuerdo, según las audiencias que quieren alcanzar (sectores populares, jóvenes, mujeres, adultos).

l All news. Sólo noticias. En esta especialización se ofrecen informaciones locales, nacionales, internacionales, así como diferentes secciones de opinión y análisis, muchas entrevistas y algunos reportajes. Varían los formatos, pero siempre dentro del género periodístico. La principal audiencia, como se imaginará, es de adultos. Estas emisoras, bien manejadas, logran convertirse en líderes de opinión. La CBN de Rio de Janeiro no suena ningún disco en sus 24 horas de programación. Su slogan lo dice todo: a rádio que toca notícias.

l All talk. Sólo palabras. Esta modalidad, más empleada que la anterior, prioriza la información, pero incluyendo todo tipo de programas hablados, consultorios, tertulias, debates, mucha participación popular, programas de intermediación entre ciudadanos y autoridades. Eso sí, no hay espacios musicales. El único soporte es la palabra. Es el caso de Radio Programas del Perú.

La especialización puede darse también a nivel de contenidos. Los ejemplos más claros de este tipo son las radios religiosas que se pasan todo el santo día predicando la palabra de Dios. Hacen uso de los más variados géneros radiofónicos (musicales, dramáticos, informativos, hasta realizan milagros en cabina). Estas iglesias electrónicas han proliferado durante los últimos años y en todos los países de la región. Por lo visto, captan tantos adeptos como limosnas.

Algunas radios se han especializado en contenidos deportivos, incluyendo no sólo las informaciones y comentarios, sino las transmisiones en vivo. Podría pensarse en una emisora que priorice los contenidos ecológicos, la educación ciudadana o los derechos del consumidor.


Las radio-fórmulas

Son también conocidas como radios de formato, porque en este modelo de programación se determina no solamente el público, el género y los contenidos, sino hasta el mismo formato, repetido con muy ligeras variaciones durante todas las horas, todos los días y todas las semanas del año. Ya conocimos los experimentos de McLendon con sus famosos relojes musicales. Estos hot clocks, relojes calientes, acaban perdiendo temperatura a falta de conductores en vivo y participación de la audiencia. Quedan a cargo de una buena computadora.

El esquema puede aplicarse también al campo informativo. Una de las primeras radio-fórmulas en América Latina fue la cubana Radio Reloj, cuya rutina consistía —y sigue consistiendo desde hace 70 años— en dar la hora cada minuto, resumir las principales noticias del momento, y acompañarlas con el característico goteo del segundero.

Estas emisoras disfrutan de una audiencia tan fiel como puntual, que las sintoniza en períodos breves para actualizarse rápidamente sobre lo que está pasando en el país y en el mundo.


Compito, luego existo

La competencia no la inventó el sistema capitalista. Viene inscrita en los códigos genéticos, en la inmisericorde ley de la selección natural. Viven y prosperan las especies que mejor se relacionan con su entorno. No las más fuertes ni siquiera las ostentosamente equipadas por la naturaleza, sino aquellas que logran adaptarse mejor al medio real en donde están situadas. Los colosales dinosaurios se derrumbaron, mientras las pequeñas y astutas musarañas crecían y se multiplicaban.

Esta ley de la vida vale también para la radio: ganarán aquellas emisoras que mejor conozcan a su audiencia, que mejor satisfagan sus gustos y mejor respondan a sus necesidades. La gente tiene muchas opciones en el dial. ¿Por qué habría de escucharme a mí? ¿Qué tiene mi radio que no tengan las otras? Esa pregunta hay que hacerla permanentemente por una simple razón: el oyente es libre. En una conferencia aburrida, la gente no se levanta y se va por el qué dirán los otros. En un cine —entrada pagada, tiempo gastado—, la película tiene que ser muy mala para dejarla por mitad. En cuestiones de radio, sin embargo, las cosas son más sencillas. Nadie se entera si giro el botoncito y cambio de emisora, el esfuerzo para hacer esta operación es mínimo. ¿Cómo asegurar, entonces, la audiencia? No hay filtros mágicos para lograr esto. Puede ocurrir que una emisora siga siendo sintonizada durante un tiempo gracias a otra ley de la naturaleza llamada inercia, que funciona también en comunicación y que inclina al oyente a quedarse en la estación conocida. Pero esta fidelidad no dura eternamente si la tentación es fuerte. El público puede divorciarse, escaparse con la emisora de la competencia. La anterior pregunta se llora amargamente, cuando ya no hay remedio: ¿qué tenía ella que no tenía yo?

No hay que fiarse de las primeras respuestas de los oyentes cuando uno investiga sus preferencias radiofónicas. Seguramente, usted habrá sido testigo de algunas encuestas similares a ésta:

—¿Qué radio escucha?
—Radio Santa Teresa.
—¿Y por qué escucha esta radio?
—Ehh… porque es cultural y nos ayuda.
—¿Qué programa le gusta más de Radio Santa Teresa?
—Todos.
—¿Alguno en particular?
—Ehh… Todos.
—Y dígame, ¿cuándo escucha Radio Santa Teresa?
—Siempre, yo siempre estoy pegado a esa radio.
—¿Se acuerda de qué habló ayer Santa Teresa?
—Ehh… Ayer no escuché porque…
—¿Y anteayer?
—Es que anteayer tampoco pude porque…

Este vecino no sintoniza nunca Radio Santa Teresa. Tal vez la escuchó en otras épocas, cuando en su pueblo sólo se captaba la señal de esta emisora, o cuando la Santa tenía programas menos santos, más divertidos. Ahora, al ser abordado por el encuestador, siente un cierto complejo de culpa. Dicha radio es educativa y él aprecia la educación. Dicha radio es cultural y él quiere saberse culto. El debería escucharla, aunque no lo hace. Así las cosas, nuestro amigo responde al cuestionario desde una mala conciencia, no desde sus hábitos reales.

En un taller de programación radial, tenía como participante al P. Rufino Lobo, dominico, buen amigo, director por entonces de Radio Quillabamba, en el oriente peruano.

—Rufino, ¿en qué lugar del rating está tu radio?
—En el primero —contestó con aplomo.

La respuesta me sorprendió, conociendo las dificultades que tenía Radio Quillabamba, su escaso personal, los casetes que el mismo Rufino había traído al taller, muestras de programas lentos, realizados con tanta voluntad como inexperiencia. 

—¿Están en el primer lugar, Rufino? —insistí desconfiado.
—Sí, por allá todos están enganchados con nuestra emisora.
—Por cierto —se me ocurrió preguntar— ¿cuántas emisoras se pueden escuchar en tu zona?
—Sólo la nuestra —respondió feliz, con sonrisa de triunfador.

Es fácil ocupar el primer lugar cuando sólo hay uno. Años más tarde, me crucé con Rufino y lo hallé preocupado. Acababan de instalar dos FMs en Quillabamba con música cautivante para la juventud y toda la nota moderna. No quise preguntar su posición en el rating, sospechando que ahora ocupaba el tercer lugar.

¡La competencia! Algunas radios de carácter educativo asumieron durante un tiempo actitudes candorosas. Nosotros hacemos lo que podemos —le oí decir a un obispo guatemalteco, dueño de una emisora— y que los otros hagan lo que quieran. Nosotros no estamos compitiendo con nadie… El asunto, monseñor, es que ellas sí están compitiendo con usted.

Esa actitud —hay que reconocerlo— se relaciona con la forma relativamente cómoda con que muchas radios educativas obtenían y aún obtienen sus fondos: donaciones de agencias de cooperación o del Estado.

No discuto la excelente voluntad de las financiadoras ni el deber estatal de favorecer una comunicación de servicio público. El problema está del otro lado. Acostumbrados a recibirlo y no a producirlo, el dinero que llegaba a la radio no se relacionaba con la calidad de los programas. La pregunta es inevitable: estas emisoras de filantrópicas intenciones, ¿se han mantenido en el aire por la bondad de sus emisiones o de sus donantes? O dicho en negativo: si les quitaran los subsidios, ¿resistirían la competencia de las radios comerciales?

No critico los proyectos recibidos de las agencias de cooperación. Al contrario, estas ayudas desinteresadas han permitido echar a andar y sostener económicamente a muchas radios educativas en el llamado Tercer Mundo. Mientras podamos recuperar alguito de lo que el Primero nos debe, pues mejor. Pero las agencias están recortando los aportes o priorizando otras regiones como África y Europa del Este. Igualmente, los Estados se achican, sus empresas se privatizan. Una emisora responsable no puede fundamentar su presupuesto indefinidamente en lo que llegue de afuera o de arriba.

En los campos de concentración, ante las barbaridades que cometían los nazis y que él mismo padeció, Dietrich Bonhoeffer dejó escrito: aprender a vivir como si Dios no existiese. Nadie vendrá a solucionarnos los problemas, tenemos que defendernos con nuestras propias fuerzas, sin esperar ningún auxilio del cielo. Creo que la atinada pero inquietante recomendación de aquel teólogo protestante vale también para las radios educativas y comunitarias. Me atrevo a glosarla diciendo que estas iniciativas tienen que crecer y desarrollarse como si les hubieran cortado las ayudas internacionales o estatales. Aunque todavía las reciban, hacerse ya a la idea de que no van a recibir más. Y que la única posibilidad de mantenerse en el dial es compitiendo a base de calidad con las demás radios. Compito, luego existo.




[1] Véanse los bien fundamentados capítulos 4 y 5 del libro de Josep Ma. Martí, Modelos de programación radiofónica, Feed Back, Barcelona, 1990.